La Macroplaza, para una mejor conservación esta dividida en dos
secciones; la primera a cargo del municipio de Monterrey, la que ocupaba
anteriormente la Plaza Zaragoza; limita al sur con la avenida Constitución
lugar donde se encuentran el nuevo Palacio municipal de Monterrey y el
monumento al Sol, al norte con la avenida Padre Mier, en la que
se localiza la estación del metro General Zaragoza. Al oriente con la avenida
General Zuazua, donde se localiza la catedral Metropolitana de nuestra Señora
de Monterrey, el museo de arte contemporáneo Marco y el casino de Monterrey y
al poniente con la avenida General Ignacio Zaragoza en la cual se localizan: El
Banco mercantil .
La segunda área se encuentra a cargo del gobierno del estado y comprende el área de la explanada de los héroes hacia el sur hasta la calle Padre Mier. Limita al sur con la estación del metro General Zaragoza, Al norte con la calle 5 de mayo y el Palacio de Gobierno, al oriente con la Avenida Dr. Coss donde se localizan: La biblioteca central del estado, El Teatro de la ciudad, el Museo de Historia Mexicana, el Museo del Noreste y el paseo Santa Lucia el cual conecta a la macroplaza con el Parque Fundidora. Al poniente con la calle General Ignacio Zaragoza en la cual se localizan el edificio latino, el palacio de justicia, el palacio legislativo y el edificio sede de infonavit.
La segunda área se encuentra a cargo del gobierno del estado y comprende el área de la explanada de los héroes hacia el sur hasta la calle Padre Mier. Limita al sur con la estación del metro General Zaragoza, Al norte con la calle 5 de mayo y el Palacio de Gobierno, al oriente con la Avenida Dr. Coss donde se localizan: La biblioteca central del estado, El Teatro de la ciudad, el Museo de Historia Mexicana, el Museo del Noreste y el paseo Santa Lucia el cual conecta a la macroplaza con el Parque Fundidora. Al poniente con la calle General Ignacio Zaragoza en la cual se localizan el edificio latino, el palacio de justicia, el palacio legislativo y el edificio sede de infonavit.
CAPILLA DE LOS DULCES NOMBRES
La Capilla de los Dulces Nombres es un antiguo templo
católico de Monterrey, México. Su construcción se data alrededor de 1830 y fue
ordenada por la viuda de José Antonio de la Garza Saldívar, en
cumplimiento de una cláusula en el testamento de su esposo. Fue declarada
patrimonio nacional el 7 de enero de 1938; en 1945 fue intervenida, sus muros
de sillar fueron recubiertos con mortero de arena y cemento. En 1956 se intentó
demolerla, sin embargo el plan fue detenido al ser considerada una reliquia. El
11 de mayo de 1985, en una breve ceremonia, el gobierno municipal entregó la
capilla al arzobispado de Monterrey y se formó un patronato ciudadano para su
cuidado y preservación
La capilla mide 8 m por 13 m y está formada por dos cuerpos principales, del lado oriente uno de muros sólidos de sillar, de 1.3 m de espesor, levantados a 6.7 m de altura hasta rematar con una cornisa de la que arranca una bóveda de cañón también de sillar. Del lado poniente se encuentra comunicada por un arco de medio punto aperaltado, de menor altura y con cubierta de terrado y vigas de madera. Resalta en particular su fachada principal, que se define por un portón de madera entablerada de dos hojas, flanqueada por dos pilastras de fustes rectangulares acanalados, de bases y capiteles pequeños que soportan un arco de medio punto moldurado. En el cuerpo central se elevan dos pilastras con pedestal y capiteles de orden secundario que apoyan un entablamento sin ornamentación. En su punto central, la portada cierra con un frontón truncado con rebajes circulares en sus extremos y con una cornisa en su perímetro. Los extremos de la fachada cuentan con una espadaña rectangular que carece de ornamento. Su interior carece de ventanas y elementos laterales. La capilla destaca por su conjunción de varias tendencias: vernáculas por los materiales con que fue construida, toscanas por el tratamiento del imafronte, y franciscanas por lo monolítico y monocromático.
La capilla mide 8 m por 13 m y está formada por dos cuerpos principales, del lado oriente uno de muros sólidos de sillar, de 1.3 m de espesor, levantados a 6.7 m de altura hasta rematar con una cornisa de la que arranca una bóveda de cañón también de sillar. Del lado poniente se encuentra comunicada por un arco de medio punto aperaltado, de menor altura y con cubierta de terrado y vigas de madera. Resalta en particular su fachada principal, que se define por un portón de madera entablerada de dos hojas, flanqueada por dos pilastras de fustes rectangulares acanalados, de bases y capiteles pequeños que soportan un arco de medio punto moldurado. En el cuerpo central se elevan dos pilastras con pedestal y capiteles de orden secundario que apoyan un entablamento sin ornamentación. En su punto central, la portada cierra con un frontón truncado con rebajes circulares en sus extremos y con una cornisa en su perímetro. Los extremos de la fachada cuentan con una espadaña rectangular que carece de ornamento. Su interior carece de ventanas y elementos laterales. La capilla destaca por su conjunción de varias tendencias: vernáculas por los materiales con que fue construida, toscanas por el tratamiento del imafronte, y franciscanas por lo monolítico y monocromático.
LA CATEDRAL DE LA CIUDAD DE MONTERREY
Tuvo como antecedente una antigua parroquia que comenzó a construirse en 1626 por Juan Cavazos, sin embargo esta construcción se incendió en 1673. El edificio actual se construyó entre 1705 y 1791. En 1777, por órdenes del obispo Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés, el arquitecto Juan Crouset realizó las adaptaciones y ampliaciones para que funcionara como iglesia catedral. Se siguió el modelo de la iglesia de Santo Domingo de la Ciudad de México. En 1833, fue dedicada a la Inmaculada Concepción y consagrada como catedral de la mitra por el obispo José María de Jesús Belaunzarán.1 La torre mayor se construyó entre 1891 y 1899, por órdenes del obispo Jacinto López y Romo. Su reloj fue sustituido en 1904, y en 1940 se construyó el jardín conmemorativo.2 Entre 1942 y 1945, la bóveda y los muros del presbiterio fueron decorados por el pintor zacatecano Ángel Zárraga
El edificio cuenta con una nave central en forma de cruz latina flanqueada por capillas hornacinas. La nave tiene bóvedas de arista rematada con una cúpula octagonal. El interior es sobrio y ecléctico. Cuenta con una mezcla de estilos arquitectónicos, neoclásico y barroco, este último especialmente en su fachada. La capilla del sagrario cuenta con un frontal de plata repujada.
Actualmente es Museo Regional de Historia en el Palacio del Obispado, también conocido como Museo del Obispado. Ubicado en lo que fuera la residencia del obispo Fray Rafael José Verger, en la punta de la Loma de Chepevera llamada así porque a sus alrededores estuvieron las tierras de José Vera, esta loma también es conocida como Cerro del Obispado.
Apenas recibiendo su nombramiento, Fray Rafael José de Verger solicita al monarca, trasladar la capital del Obispado a Monterrey, única población digna de ella en ese momento histórico.
En 1787, Fray Rafael José de Verger solicita al Ayuntamiento se le diera en merced la loma de Vera para construir en ella una casa de descanso. El Ayuntamiento accede a la petición, iniciando éste de inmediato, la construcción del Palacio Episcopal, que hoy constituye la mejor y única reliquia arquitectónica de la época colonial que existe en Monterrey.
A partir del 20 de septiembre de 1956, se convierte en el Museo Regional de Nuevo León.
SALÒN DE LA FAMA
En el Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México de hoy, la colección de experiencias reunidas, surgen gracias a la visión que en 1939 tuviera el cronista Alejandro Aguilar Reyes "Fray Nano", quien por muchos años fuera director del periódico "La Afición", así como el creador de la primera elección de Inmortales en la pelota azteca. El Salón de la Fama tiene como meta principal honrar a los actores sobresalientes del beisbol profesional, de cualquier nacionalidad, que hubiesen actuado en circuitos mexicanos. Cuenta con 178 Inmortales, de los cuales 95 de ellos han fallecido. Son 149 mexicanos, 16 cubanos, 12 norteamericanos y un puertorriqueño. El sagrado Recinto de Inmortales ha traspasado las fronteras mexicanas para orgullo de los regiomontanos y de la afamada cervecería que lo patrocina. Tras su remodelación en 1997 se convirtió en una importante fuente de difusión de la cultura beisbolera, ofreciendo al visitante un espacio digno del nuevo milenio. El Salón de la Fama es de gran interés para todo mundo; un sitio en el cual los visitantes disfrutarán de instalaciones modernas, divertidas... inspiradas en un tema apasionante. Sentirán la admiración que causa su Nicho de Inmortales, conocerán la Historia del Rey de los Deportes en el Museo de Beisbol, las personas de cualquier edad jugarán en el Área Interactiva, conocerán a los Inmortales de reciente ingreso en la Sala de Exposiciones Temporales y podrán adquirir un recuerdo de su visita en la Tienda de Souvenirs. Año con año es visitado por más de 200 mil personas. Abierto de Lunes a Viernes de 9:30 a 18:00 horas. Sábado y Domingo de 10:30 a 18:00 horas. Entrada gratuita.
El principal atractivo del Paseo Santa Lucía es su canal navegable con una profundidad de 1.20 m. Por él navegan pequeñas embarcaciones con capacidad de 20 a 40 personas las cuales realizan un recorrido acompañados de un guía.
En sus instalaciones se encuentran fuentes, puentes, murales, museos y restaurantes. El Paseo Santa Lucía, inicia su recorrido en la calle Dr. Coss, al oriente de la Macroplaza, en la Plaza 400 años donde están localizados el Museo del Palacio de Gobierno, el Museo de Historia Mexicana y el Museo del Noreste. El recorrido atraviesa las calles del centro de la ciudad hacia el oriente, hasta llegar a la Avenida Félix U. Gómez; en ese punto el recorrido continúa en los terrenos del nuevo “Parque Fundidora 2”, en terrenos de una antigua empresa metalúrgica, prosiguiendo hasta el gran lago del Parque Fundidora.
A lo largo del Paseo Santa Lucía se ubican 17 láminas o placas informativas, donde los visitantes al canal pueden encontrar información sobre acontecimientos y sitios históricos que han marcado a Monterrey. Las placas, con información de historiadores locales como Israel Cavazos y Ahmed Valtier, señalan desde la ubicación de la antigua Presa Grande hasta el sitio donde los soldados mexicanos resistieron el ataque de las tropas invasoras de Estados Unidos, en 1846.
El trayecto está adornado por 24 fuentes y varias obras
escultóricas. Una de las más importantes es la escultura monumental "La
Lagartera", del artista oaxaqueño Francisco Toledo, que está instalada en
el espejo de agua del Santa Lucía, frente al Museo de Historia Mexicana. La
obra, que simula ser una isla de escamas, lagartos y peces, es la primera
escultura en gran formato realizada por el autor. Otra importante escultura es
un Inukshuk original, una de las cinco obras inuit que el gobierno de
Canadá ha donado a cinco ciudades en el mundo.
El Paseo Santa Lucía fue la obra emblemática del Fórum Universal de las Culturas 2007, que se llevó a cabo en Monterrey en su segunda edición del 20 de septiembre al 8 de diciembre del 2007.
El Paseo Santa Lucía fue la obra emblemática del Fórum Universal de las Culturas 2007, que se llevó a cabo en Monterrey en su segunda edición del 20 de septiembre al 8 de diciembre del 2007.
IGLESIA DE LA PURISIMA
La
estructura de la iglesia es de concreto, con un paraboloide, dónde se encuentra
la nave principal, intersecado por otro, más pequeño. En planta estos
paraboloides forman una cruz, como es tradición en la arquitectura
eclesiástica. En los planos tiene 47 metros y 69 centímetros desde la puerta de
entrada hasta las puertas junto al altar mayor, mas 4 metros 33 centímetros de
la comba en el ábside, de puerta a puerta del las naves del crucero dan 34
metros con 15 centímetros. La nave central tiene 15 metros hasta la base de las
enervaduras
parabólicas, mas 2 metros 60 de fondo cada una de las ocho capillas parabólicas
laterales. Se aprovecho la piedra de la excavación para la capilla subterránea,
los muros parabólicos laterales y para la esbelta torre de cuarenta y tres
metros de altura desde el suelo y otros tres con que remata la cruz. En una
pared de lo alto se colocó una imagen de la Purísima en barro cocido, creación
de Adolfo Laubner Mayer, con seis metros y medio de altura.
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